Per féjé onor a nostri vëj e per amor ëd nostri fieuj e novod marciuma avanti risolú, ma sensa dësmentiesi minca tant ëd varde andaré, përchè la sapiensa antica a vada nen përdua…


(Para honrar a nuestros viejos y por amor a nuestros hijos y nietos marchemos resueltos, pero sin olvidarse cada tanto, de mirar hacia atrás, para que la sabiduría antigua no se pierda)

viernes, 11 de junio de 2010

Pacto de Silencio o pacto de Mudéz?


Los que somos descendientes de los inmigrantes que llegaron a la Argentina desde Europa sabemos que, a la hora de ponernos a investigar acerca de nuestros orígenes no es tarea fácil.

En las generaciones pasadas, poco se hablaba entre padres e hijos de estos temas. Mucho no comentaban y, si alguien osaba preguntar algo, simplemente hacían silencio o lo sacaban corriendo. Muchas veces, a partir de mis preguntas a mis mayores, escuché relatos similares: ¡De eso no se hablaba y punto!

Todos somos conscientes que hemos recibido muchos "tesoros familiares" que son nuestras tradiciones culinarias, alguna que otra canción, versito o palabra en dialecto, formas de ver, hacer y entender las cosas. Pero poco o nada se nos ha transmitido de los origenes verdaderos. Hay generaciones que no sabían ni los nombres de sus abuelos y, mucho menos, de sus tatarabuelos. Poco o nada sabían del lugar de dónde venían, de los nombres específicos de pueblos o ciudades o de otros familiares.

En nuestra familia tenemos montones de relatos entrecruzados, confusos, inverosímiles, inexactos.

Si nos ponemos a hablar del origen cierto de nuestros antepasados, sólo sabemos que eran de Piemonte, una región al Norte de Italia.

En este tiempo me pregunté muchas veces el por qué de tanta confusión, de tanta equivocación y desinformación.

Más allá de lo que dije al principio, creo que hay otros elementos que nos pueden ayudar a poner un poco de luz sobre esto que llamo: Pacto de Silencio, aunque a decir verdad, debiera llamarse Pacto de Mudéz. Encuentro dos elementos que nos pueden ayudar a entenderlo:

1.- El elemento cultural. En el mundo y en Italia en particular, los habitantes de la región de Piemonte son considerados como personas rectas, trabajadoras, de palabra, pero melancólicos, cerrados o muy reservados. Este elemento, ciertamente, es la marca que la geografía de la región imprimió en el caracter de las personas. El piemonte es una zona húmeda, muy fría y brumosa en invierno y rodeada de montañas por todos lados. (Está estudiado que en Turín, la capital de Piemonte, a causa de la bruma y del efecto de las montañas, es la ciudad de Europa con más alto nivel de suicidios en invierno) En Italia, un piemontés será siempre una persona tenida como honrada, educada, de muy buen trato, pero nunca se puede esperar de ella que te invite a su casa, por ejemplo, sin haberte conocido mucho tiempo.

2.- El factor de la migración: Dejar el propio pueblo, el propio país y, hasta la propia familia es algo que desgarra a cualquier persona. Sumado al hecho mismo de haber dejado tierras, posesiones, familia, afectos, pensemos también las guerras que marcaron poblaciones enteras durante años en Europa. Hoy tenemos muchísimos medios para poder mantenernos en contacto con los afectos que dejamos si migramos. Pero pensemos sólo en 70 años atrás: una carta a Europa tardaba en llegar casi 1 mes. Agregándole el pequeño-gran detalle que sólo algunos de los nuestros apenas si sabía leer y escribir.

Creo que estos dos factores, considerados superficialmente, son suficientes para explicar el dolor y la angustia que provocaba hablar de sus antepasados, de sus tierras, de sus afectos a nuestros mayores. No pudieron más que transmitirnos su dolor, callándose. Fue una experiencia que los marcó y nos marcó a todos, porque la mudéz provoca incomunicación.

Desde este presupuesto, partí en la investigación que sigo llevando adelante. Más allá de la mudéz, para mi sorpresa, descubrí y descubriré cosas maravillosas y asombrosas. Y sigo constatando una cosa que compartimos todos: el deseo de saber de dónde venimos. Pregunta fundamental para saber hacia dónde vamos y hacia dónde queremos proyectarnos.

Me llena de ganas y esperanza la imagen de un árbol con raíces profundas. Sólo los árboles de raíces profundas, frente a los vientos de la historia, quedan de pie.


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